Inicié mi colección desde que tuve juguetes. Los dividía en dos bloques: para jugar y para ver. 

Sin embargo, la colección fue mermando por decisiones ajenas. El imperativo para la depuración se hacía bajo el lema: "con éstos ya ni juegas".  Los años, las mudanzas y la precariedad económica terminaron por arrasarlo todo. 

A finales de la década de 1990, visitando tianguis comencé a rescatar revistas antiguas, cómics y cámaras fotográficas (de fuelle y de rollos en desuso). 

Ya a principios del siglo XXI, a la colección se sumaron aviones a escala, fotografías antiguas familiares y uno que otro carro en escala 1:64.

Hasta antes de la pandemia, la colección también contaba con videojuegos portátiles y en consola, carros en escala 1:32 y juguetes de series animadas vintage.

Durante mi rehabilitación por Covid-19, el tema de los diecast 1:64 originó mi actual colección, enfocada principalmente en modelos setenteros como Red Line y Superfast por pura evocación a la infancia. Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida. 

Actualmente el custom forma parte medular de mi coleccionismo y mi actividad ocupacional. Generando intervenciones que buscan expresar en físico las emociones e influencias visuales, Además de crear comunidad apoyando a nuevos customizadores con talleres y clases presenciales.